Qué es lo real?

Si, de pronto, alguien nos preguntara: “¿Qué es lo real?”, primero nos sentiríamos un tanto perplejos; después, le mostraríamos con total seguridad lo que tuviéramos a mano a modo de contestación. Pero la pregunta va más allá de nuestra visión natural, es una pregunta que requiere algún sentido perceptivo más de los cinco que siempre hemos considerado.

La realidad debe ser algo que subyace y da sentido a lo real. Está debajo de las cosas, siendo ellas, pero sin reducirse a ellas. La realidad aparente se nos aparece primeramente como lo más próximo a nosotros. Lo que esta lejano se hace real cuando se acerca y se convierte, de alguna manera, en cotidiano. Quizá sea ésta la primera experiencia que tenemos de la realidad como las cosas que nos rodean. Un numerosísimo grupo de personas creen hasta el final de sus días que esa es la única realidad.

Hay un segundo momento en el que captamos a los otros como presencias en persona. Sucede así cuando el otro se desliza en mi mundo y me mira: ¿Qué es ese objeto inquietante en virtud del cual yo cobro otra dimensión diferente ante mí mismo, de tal manera que “me veo porque me ve”?” (Sartre)

¿Cuál es la razón por la que los seres humanos nos hacemos este tipo de preguntas sobre la realidad? ¿No es suficiente con lo que se llama la visión natural del mundo? ¿La realidad es algo en sí misma o sólo nuestra percepción?

Puede que todo provenga de la interna búsqueda de la verdad. Pero, no hay un sendero hacia la verdad, ella debe llegar a uno. No hay dos verdades. La verdad no es del pasado ni del presente, es intemporal; y el hombre que se acoge a cualquier doctrina y cita la verdad de Buda, de Mahoma, o de Cristo, o aquel que comulga y se identifica sin una búsqueda interior propia con los escritos de esta página, no encontrará la verdad. La repetición es una mentira.

El ser humano no puede acercarse a la verdad a través de ninguna organización, ningún credo, sacerdote, o ritual, ni a través de alguna técnica filosófica. Tiene que encontrarla a través del espejo de las relaciones, a través de los contenidos de su propia mente, de la observación, y no a través del análisis intelectual o la disección introspectiva. El hombre ha construido en sí mismo imágenes (religiosas, políticas, personales) como una valla de seguridad. Estas se manifiestan como símbolos, ideas, creencias. La carga de estas imágenes domina el pensamiento del hombre, sus relaciones y su vida diaria. Estas imágenes son la causa de nuestros problemas pues dividen a los seres humanos.

La verdad no puede ser acumulada. Lo que se acumula es siempre destruido; se marchita. La verdad no puede marchitarse jamás, porque sólo podemos dar con ella de instante en instante, en cada pensamiento, en cada relación, en cada palabra, en cada gesto, en una sonrisa, en las lágrimas. La verdad no tiene morada fija, la verdad no es continua, no tiene lugar permanente. Es siempre nueva; por lo tanto es intemporal. Lo que fue verdad ayer no es verdad hoy, lo que es verdad hoy no será verdad mañana. La verdad está en enfrentarse de un modo nuevo a la vida. ¿Puede la verdad ser hallada en un medio particular, en un clima especial, entre determinadas personas? ¿Está aquí y no allá? ¿Es tal persona la que nos guía hacia la verdad, y no otra? ¿Existe, acaso, guía alguno? Cuando la verdad es buscada, lo que encontramos sólo puede provenir de la ignorancia, porque la búsqueda misma nace de la ignorancia.

Conoce la verdad sólo aquel que no busca, que no lucha, que no trata de obtener un resultado. No se puede buscar una verdad absoluta, ya que la verdad no tiene continuidad. Uno no puede buscar la realidad, “uno” debe cesar para que la realidad sea.

Usar tate‑chu‑yoko photoshop

Tate‑chu‑yoko (también llamado kumimoji y renmoji) es un bloque de texto horizontal dispuesto entre líneas de texto vertical. El uso de Tate‑chu‑yoko facilita la lectura de caracteres de media anchura como números, fechas y palabras extranjeras cortas en texto vertical.
 
 
Números sin Tate‑chu‑yoko (izquierda) comparados con números rotados con Tate‑chu‑yoko (derecha)
  1. Seleccione los caracteres que desea rotar.
  2. En el menú de la paleta Carácter, seleccione Tate‑Chu‑Yoko. Una marca de comprobación indica que la opción está activada.
    Nota: el uso de tate‑chu‑yoko no evita la necesidad de editar y aplicar formato al texto; puede editar y aplicar las opciones de formato a caracteres rotados de la misma forma que a otros caracteres.
     

Cambio minero por personaje

Hace 70 días que hay 33 mineros atrapados 700 metros bajo tierra en Chile, hace varias semanas que los encontraron, hace varios días que empezaron a trabajar para rescatarlos, y hace varias horas que ya empezaron a salir. Esto ya es noticia repetida, no hay mucho más por aportar.

Sin embargo, lo que no es noticia tan conocida es qué va a pasar con ese refugio una vez que los 33 mineros estén afuera. Quizás haya varias respuestas a esta pregunta pero, sin conocerlas, yo me quedo con una sola de ellas, que consiste en otra pregunta: ¿y si los cambiamos por 33 famosos y tapamos el agujero para no volver a verlos más?

Sin más, con ustedes, una lista de los 33 personajes que hubiese estado bueno que queden atrapados, sin poder salir: 





Eduardo Feinmann
Fernando Niembro
Ricardo Fort
Zulma Lobato
Aníbal Pachano
Lucho Avilés
Hugo Chávez
Cristina Fernández
Aníbal Fernández
Luis D’Elía
Guido Süller
Silvia Süller
Tomasito Süller
Gerardo Sofovich
Iván de Pineda
Oggi Junco
Jacobo Winograd
Ricardo Arjona
Karina Jelinek
Jorge Pizarro
José María Listorti
Carlos Saúl Menem
Jorge Rafael Videla
Fierita Catalano
Cumbio
Jorge Ibáñez
Mauro Viale
Bebe Contepomi
Nicolás Repetto
Micht Amed
Adriana Aguirre
La Giovani
Flavio Mendoza

La lealtad.

LEALTAD: Hacer aquello con lo que uno se ha comprometido aun entre circunstancias cambiantes. Un valor sin el cual nos quedamos solos y que debemos vivir nosotros antes que nadie.

La lealtad es una virtud que desarrolla nuestra conciencia. Ella nos conduce profundamente hacia una situación, a través de ésta, y hacia la salida del otro lado, emergiendo como una persona más evolucionada.

La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene con los demás. Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan. Sin embargo la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.

La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito cuando nos relacionamos. La lealtad es un valor que no es fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas.

La lealtad es esencial en la amistad. Los conocidos se hacen amigos a través de la lealtad mutua. La lealtad es un esencial en la amistad que se ha desarrollado en el compromiso de corazones entre dos personas. En una relación de corazón a corazón la lealtad desarrolla la confianza mutua.

Es nuestro deber el ser leal a aquellos que dependen de nosotros: familia, amigos, nuestros empleados o nuestro empleador. La lealtad es amor bondadoso en acción. La lealtad es potenciada por la energía que viene hacia nuestro cuerpo al cuidar nuestras actitudes y pensamientos. La lealtad desarrolla nuestra alma en conciencia, transformándonos en la creación más hermosa posible de un ser humano.

Como vemos, la lealtad se relaciona estrechamente con otras virtudes como la amistad, el respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.

Podemos ver como actitudes desleales:



- Las críticas que se hacen de las personas, haciendo hincapié en sus defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que hacen su trabajo.

- Divulgar las confidencias que se nos han hecho.

- Quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo para que se supere.

- Dejar una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia.

- El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o terminarlo.

- Cobrar más del precio pactado.

No basta contradecir las actitudes desleales para ser leal, es necesario detenernos a considerar algunos puntos:



- En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la confianza y el respeto que debe de haber entre padres e hijos, la empresa con los empleados, entre los amigos, los alumnos hacia su escuela...

- Se deben buscar y conocer las virtudes permanentes para cualquier situación, de otra forma se es “leal” mientras se comparten las mismas ideas.

- La lealtad no es una consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado del discernimiento para elegir lo que es correcto.

- Si se coloca como valor fundamental el alcance de objetivos, se pierde el sentido de cooperación. La persona que participa en una actividad sólo por el éxito que se tiene, fácilmente abandona la empresa porque las cosas no salen bien o simplemente deja de obtener los beneficios a que estaba acostumbrado.

- Lo importante es vivir las virtudes por lo que representan, no por las personas que en algún momento dictan una norma.

Con todo lo anterior veremos que aún sin darnos cuenta, las relaciones que hemos sabido mantener se deben en gran medida a la vivencia del valor de la lealtad.



DE LA LEALTAD

Una preocupación hace bullir mi mente y un dolor ensombrece mi alma. Seres sin escrúpulos de conciencia, que pretenden imponer su voluntad por encima de todo, lograr unos fines -por demás inconfesables- sin reparar en la honestidad de los medios. Ninguno cuenta con el libre albedrío de la persona que pretenden doblegar.

Insultos, amenazas, calumnias..., son sus armas. Armas que poco dicen a favor de quien las utiliza. Alianzas pactadas en la sombra porque no se atreven a obrar a la luz del día. Aprovechar debilidades ajenas para lograr sus objetivos. Jugar descaradamente con lealtades.


Y, en medio de todo este asunto, está en juego mi sentido de la amistad y la fidelidad. Tengo la conciencia muy tranquila. Las ideas muy claras. Sé perfectamente lo que tengo que hacer: caso omiso a quienes no merecen el apelativo de personas. No ignoro que pretenderán atacarme. Se volverán contra mí. Pero tengo a mi favor que han olvidado totalmente contar con mi propio discernimiento y voluntad de acción.

No me importa recibir una serie de golpes, por muy traicioneros que sean, si con ello un amigo se ve libre.



Por mantener incólume una amistad, por evitar un daño a un amigo, me enfrento a quien sea. Porque tengo unos principios más honestos, porque la bajeza y ruindad de algunos no me da miedo, porque no abandono a los míos cuando las cosas se ponen feas... porque, en definitiva, soy leal.

Uno por uno Argentina- Nigeria. B

Jonás Gutiérrez

:) Es el único que corre, la próxima vez en lugar de inscribirlo como jugador para el mundial de futbol, que lo inscriban en las Olimpiadas, en una Maratón. Lo Mejor: Al ser compañero de Demichelis, puede ver seguido a Evangelina Anderson en bolas, aunque sea por lo menos ½ pezón.











Martin Demichelis (69)


: tiene la lengua paspada de tanto practicarle sexo oral a Evangelina Anderson, por eso se le complico ordenar la defensa. Su parecido físico motivo varias distracciones de Sebastián Vignolo quien lo llamo varias veces “Jonás”, lo cual viene sucediendo desde la eliminatoria pasada.. Lo Mejor: El ojete de su jermu.











Gabriel Heinze (O_o):
Le debe muchísimo a Toti Pasman, ya que este ultimo lo critico despiadadamente días atrás y todos sabemos que a cualquiera que Pasma critique mejora, como cuando critico a Maradona y vaticino que la Selección se iba a quedar afuera del mundial. Sin embargo agentes de la FIFA están investigando ese drástico cambio en Heinze y ya tomaron algunas muestras de ADN para poder determinar si se trata del mismo Gabriel Heinze que jugo para Argentina en las eliminatorias. Lo Mejor: Por primera vez desde que esta Heinze un compañero lo supero en mandarse cagadas: Walter Samuel.





Toti Pasman ()


: Cada día que pasa tiene más dilatada la cavidad rectal, ahora no solo tiene la de Maradona adentro, sino que además ya esta echando raíces. A eso hay que sumarle que a la de Maradona se sumo la de Heinze y la de Messi. En cualquier momento nuestro amigo Pasman revienta de tanta carne que recibe por la popa. Lo Mejor: Pasman tiene tantas adentros que se podría poner un Sex Shop.






Lionel Messi (€):

Muy buen partido de Messi, lamentablemente sigue sin suerte y esta vez no fue Maradona el que le impidió hacer goles, sino el arquero Nigeriano que saco todas las pelotas de gol de Messi. Jugo realmente muy bien, pero lo opaco Heinze, lo cual a Messi le dio ganas de nacionalizarse Húngaro. Lo Mejor: Por cada gambeta de Messi su pauta publicitaria subía un 2,5%









Gonzalo Higuaín (?):

por un error de Pasaporte, ya que Gonzalo Higuain nació en Francia, tuvieron que mandar de urgencia a Federico Higuain, el Hermano malo, por eso se erro dos manos a manos y luego fue sustituido por Diego Milito. Lo mejor: algunos sostienen que Maradona tampoco viajo, y que en su lugar esta el Turco Asad camuflado con una barba falsa.








Diego Armando Maradona (-10)


: de lo mejor del equipo, hizo monerías y gesticulo durante todo el partido, como si la tuviera adentro y le hacia cosquillas. Flojo luego en la conferencia de prensa, se esperaban con ansias unas cataratas de insultos, y que le mostrara los genitales al Toti Pasman, cosa que no sucedió lamentablemente, decepcionante. Lo Mejor: El traje no se mancha ni se arruga, porque hay que devolverlo.











Alfio Basile (-10):

Sin su buena predisposición a recibir una camarilla, este partido no se podría haber ganado, fue clave. Lo mejor: nadie en el planeta tierra habla de Basile.














Roberto Giordano (?): Terrible piedra, mufa, yettatore, lagarto. Desde que asiste a competencias en donde la argentina tiene chances de ganar, ya sea: Copa Davis, Mundial de Basket, Mundial de Ludo Matic o cualquier otro deporte, cada vez que llega Giordano, mufa toda y los argentino fracasan. Las Autoridades Sudafricanas todavía están a tiempo de deportarlo, por favor háganlo lo antes posible. Lo Mejor: La cama solar de Giordano.



Fernando Niembro:


Su conocimiento de futbol es inversamente proporcional a su capacidad de rosqueo y Lobby. Durante la transmisión se esforzó para poder parecer un buen tipo pero nunca lo logro. Lo mejor: Haberse sacado de encima a Marianito Closs.












Obafemi Martins (25 x 5 cm):


Ingreso un poco tarde, trato de jugar pero es complicado jugar bien cuando en la entrepierna tiene un lastre de 25 kilos. Pero fue el único que pudo correr tanto o más que Gutiérrez. Lo mejor: cada vez que caminaba Obafemi Martins dejaba un surco mas grande que el arroyo Maldonado.













El negro de Mambrú (55):



desde que la Revista Barcelona, dejo de hablar de el, nada se supo de lo que era su vida, hoy nos enteramos que es un jugador de Nigeria y que abandono la música para dedicarse a la redonda. Lo mejor: Los de Mambrú son más fracasados que los de Zaire jugando mundiales.











El “negro” Peter (a a a a a):



Gran estrategia la del técnico de Nigeria la de camuflar al Negro Peter de los Polvorines como un jugador sorpresa. Con su molesta risa jodio a Juan Sebastián Verón durante todo el partido, luego del partido intercambio camisetas con Tevez, ya que los dos hablan el mismo idioma. Lo Mejor: Que la risa de el “Negro” Peter es menos molesta que los mensajes que deja Agüero en Twitter.










El Tucu (?):




Jugador nacido en Tucumán seguramente y luego nacionalizado nigeriano. No aporto mucho al igual que este comentario que solo pusimos para joder con el nombre de Dickson Etuhu, a quien Vignolo lo llamaba El Tucu”. Lo mejor: el fonoaudiólogo de Vignolo.

Los cátaros: el camino de los hombres buenos.

La fortaleza de Montségur es el paradigma histórico de la resistencia cátara, la herejía que arraigó en el sur de Francia durante la Edad Media.

La religión de "los puros".

Actualmente, las ruinas de este castillo son la culminación de una ruta que parte de las tierras catalanas y que constituye una verdadera peregrinación por los santuarios y paisajes que fueron testigos de la Cruzada que los exterminó El camino de los hombres buenos es un itinerario de 189 kilómetros que discurre por las rutas utilizadas por los cátaros durante los siglos XII y XIV, cuando huían de la persecución de la cruzada albigense y de la Inquisición. La senda empieza en el santuario de Queralt, en Berga, termina en el emblemático castillo de Montségur, en territorio francés, y puede efectuarse en coche, en bicicleta, a pie o a caballo.

El Camí dels Bons Homes –como ha sido bautizado– ha sido institucionalizado como un sendero turístico de Gran Recorrido (GR 107) que atraviesa villas medievales, iglesias románicas y castillos. Además de su notorio interés histórico, la ruta nos permite contemplar paisajes encantadores, ya que transcurre por la zona protegida del Parque Natural del Cadí-Moixeró. El catarismo es una doctrina procedente de una corriente de origen búlgaro conocida como bogomila. Se trata de una religión cristiana, con una interpretación muy peculiar de las Sagradas Escrituras, basada en el dualismo, que percibe la Creación como el escenario de una batalla entre los principios del Bien y del Mal. Esta doctrina arraigó con fuerza en el sur de Francia. Se dio a conocer en un concilio cátaro celebrado en la ciudad de Albí, en 1165, por lo que pronto sus seguidores fueron conocidos como albigenses. Sin embargo, ellos se consideraban cristianos u “hombres buenos”. Predicaban a los humildes en plazas y mercados, aunque si eran invitados por los grandes señores para adoctrinar en sus casas a familiares y criados, aceptaban con agrado. Enseñaban el amor, la tolerancia y la libertad.

Decían que Cristo no se encarnó entre los hombres, pues en sus concepciones la materia era una creación del Mal. Para los cátaros –término que según los expertos significa “puro”–, el Jesús que vieron los apóstoles y crucificaron los romanos no era sino una apariencia angelical engañosa. Pero el Cristo verdadero nunca fue crucificado ni sepultado. Estas ideas, como es lógico, les valieron la condena de Roma y una implacable persecución.

A principios del siglo XIII, el papa Inocencio III tomó conciencia del peligro que suponía para los intereses de la Iglesia la expansión de la herejía cátara en Occitania. Los intentos por convertir a los herejes habían sido vanos. Ante este fracaso y con el apoyo del rey Felipe Augusto de Francia –que deseaba hacerse con el territorio occitano a toda costa–, el Papa proclamó la “cruzada contra los albigenses”.
Quienes formaran parte de la misma serían absueltos de sus pecados y se garantizaba la entrada al Paraíso de los fallecidos en combate. Los señores feudales que se sumaran a la iniciativa recibirían, además, las mismas prebendas que los cruzados en Tierra Santa. Sólo así se entiende la aparición de figuras como Simón de Montfort que escondían su desmesurada ambición bajo pretexto de erradicar la herejía.



La guerra.

Las tropas se organizaron bajo el mando del legado pontificio Arnaud Amaury y avanzaron hacia el sur por el valle del Ródano. El 22 de julio de 1209 los cruzados entraron en Béziers, matando a todos sus habitantes, sin distinción de creencias. Las crónicas aseguran que Amaury ordenó: “Matadlos a todos que Dios ya reconocerá a los suyos en el Cielo”. Tras la masacre, los cruzados pusieron rumbo a Carcasona, donde resistía Raymond Roger Trencavel. Éste murió en prisión, después de ser desposeído de todas sus tierras. Más tarde caerían las plazas de Foix, Carbona y Comminges. La muerte de Inocencio III hizo perder ímpetu a la cruzada y algunos de sus más importantes líderes abandonaron la empresa. Como consecuencia de este hecho el catarismo resurgió con fuerza.

Pero en 1226, Luis VIII se lanzó a una nueva cruzada, dicen que influido por su esposa Blanca de Castilla, quien reivindicaba los territorios del sur para la Corona de Francia. Al parecer, sería ella quien habría instado al Papa Gregorio IX a crear la Inquisición. El terror se apoderó de Occitania. Los cátaros solicitaron protección a Raymond Péreilhe, señor de Montségur, y se prepararon para defenderse y resistir. Esta legendaria fortaleza cayó en 1244. Y once años más tarde, en 1255, corrieron la misma suerte Quéribus y Puylaurens.

La guerra había terminado con el extermino de la Iglesia de los hombres buenos, o “del amor”, como también fue conocida. Con ella desapareció una tradición cristiana que llevaba su respeto a la vida hasta el extremo de abstenerse de matar o maltratar a los animales, y de cuya enorme piedad dejó testimonio incluso San Bernardo de Claraval, después de intentar en vano que renunciaran a su fe para abrazar el catolicismo.

El enigma de Leonardo

A lo largo de los últimos siglos se ha gastado mucha tinta tratando de interpretar la obra de Leonardo da Vinci. Sus ideas fueron aisladas de la sociedad y trágicamente desperdiciadas, perdidas durante siglos, mientras el mundo se ponía a su altura y descubría lo ya descubierto

Nos legó más de trece mil páginas repletas de notas, pero ninguna de ellas despeja completamente los interrogantes en torno a su figura. Veamos…

Pintor, cocinero, arquitecto, ingeniero, matemático, geólogo, físico, inventor e investigador de la naturaleza. Todo esto y mucho más fue Leonardo da Vinci.

La fascinación que despierta este personaje reside, seguramente, en su inmensidad, en la imposibilidad de etiquetarlo en un área o un tema específico. En efecto, la desbordante imaginación de este genio renacentista le hace inabarcable. Esta creatividad se ha plasmado en su pintura, pero también en cientos de cuadernos con dibujos fascinantes y observaciones anticipatorias sobre todo tipo de asuntos científicos.

No es extraño pues que, ya en el siglo XVI, Leonardo fuese juzgado como imagen y personificación de la sabiduría. Su aspecto ha contribuido a ello, pues solía llevar el pelo y la barba tan largos y poseía, además, unas cejas tan pobladas que personificaba la idea clásica del sabio.

En su célebre Viaje a Italia, el poeta Goethe –uno de los que ha intuido como pocos la grandeza del artista– señalaba que en relación con la humanidad común, Leonardo era un ejemplar ideal de la misma. ¿Quién era realmente? ¿Fue –como se ha dicho– un hereje, un iniciado o sólo un curioso de la naturaleza? ¿De dónde procedían sus conocimientos? ¿Qué sabemos de su carácter o de su vida interior? ¿Cuáles eran sus verdaderas creencias? En las líneas que siguen trataremos de despejar algunas incógnitas…

Leonardo di Ser Piero da Vinci nació el 15 de abril de 1452 en una casa de Anchiano, a unos tres kilómetros del pueblo de Vinci, en la Toscana. Era hijo ilegítimo de un prominente notario florentino, Ser Piero da Vinci y de una campesina llamada Caterina, que se casaría con un aldeano vecino, mientras el notario lo hacía con otra mujer.

Esta circunstancia hizo que cada uno de sus progenitores tuviera más hijos de sus respectivos matrimonios, lo que le dio a Leonardo un total de 17 hermanos y hermanas, con quienes siempre mantuvo contacto. Padre e hijo se mudaron a la cercana Florencia, centro artístico e intelectual de Italia, donde recibió una exquisita educación. Además tenía acceso a valiosos textos de la biblioteca familiar y otros de amigos de su padre.

Leonardo era elegante, persuasivo en la conversación y un extraordinario músico e improvisador. Cuando cumplió 15 años, su padre lo envió como aprendiz al taller de Andrea del Verrocchio, el artista más importante de Florencia. Estudió anatomía y participó en la disección de cadáveres en la facultad de medicina.

Leonardo entró después a formar parte del gremio de pintores de Florencia y aunque a los 20 años ya era maestro independiente, con un estilo propio y original permaneció como asistente en el taller de Verocchio.

Su reputación crecía y los encargos aumentaban. A los 30 años se trasladó a Milán, donde entró al servicio de Ludovico Sforza, Duque de Milán y embajador de Florencia. Sucedió en 1481, después de que le escribiera una carta en la que el artista se ofrecía como pintor, escultor y arquitecto, además de ingeniero, inventor e ingeniero hidráulico.

Agartha

"Los pueblos de Agartha saldrán de sus cavernas subterráneas y aparecerán en la superficie de la Tierra", profecía del Rey del Mundo en 1890.

1938-1939. Una expedición nazi es enviada al Tíbet al mando de Ernst Shaeffer, que es acompañado por cinco sabios alemanes y veinte miembros del la SS. Hilscher, jefe del Departamento de Esoterismo de la Anhererbe, es el propulsor. Misión: entablar lazos con los misteriosos habitantes de la cavernas, pertenecientes al pueblo de Agartha. Será una de varias exploraciones dirigidas hacia esa región mítica. ¿Ciencia ficción o inquietante realidad?

¿Qué buscaban los nazis en el Tíbet? ¿Existe un Gobierno oculto escondido en las entrañas de Asia? Aunque los nazis armaron gran revuelo con la famosa expedición en busca de Agartha, no fueron ellos los únicos interesados. Aventureros, místicos y exploradores legaron a la posteridad increíbles relatos que avalan la posible existencia de este reino subterráneo. De toda la información que circula por el mundo sobre Agartha, elegimos tres expositores, que creemos valen la pena ser citados para este capítulo.

“Sucedió en el último cuarto del pasado. Se supone que fue en 1885 cuando el marqués Alejandro Saint-Yves d’Alveydre recibió la visita del príncipe afgano Hardij Schripf, acompañado de dos misteriosos personajes, enviados -decían- por el Gobierno Universal Oculto de la presente Humanidad, los cuales le revelaron la existencia del Agartha y su organización espiritual y política....”

Este ocultista francés escribió un libro, “Misión de la India en Europa”, donde revelaba la naturaleza de Agartha, y mandó a imprimir doscientos ejemplares para ser publicados. Pero ante amenazas provenientes de la India, el autor decidió destruir cualquier rastro del manuscrito. Un único ejemplar sobrevivió y fue conservado por el hijo de Saint-Yves, que más tarde regaló al místico Papus. Espiemos una página del manuscrito que puso nervioso a unos cuantos...

“.... Varios millones de dwijas (dos veces nacidos) y de yoguns (unidos en Dios) forman el círculo grande o, mejor dicho, el hemiciclo. Por encima de ellos, caminando hacia el Centro, se encuentran cinco mil punditis-pandavas, algunos de los cuales se ocupan de la enseñanza propiamente dicha, y los demás, de la Policía interior o de las Cien Puertas... Su número de cinco mil corresponde al de las raíces de la lengua védica.

Después de los pundits, vienen distribuidos en grupos más o menos numerosos, las circunscripciones solares de los trescientos sesenta bagawandas o cardenales. El círculo más elevado y más cercano al misterioso Centro se compone de doce miembros que representan la iniciación suprema. Por encima de ellos no hay más que el triángulo formado por el Soberano Pontífice, el Brahmatma, soporte de las almas en el Espíritu de Dios, y sus dos asesores: el Mahatma, representando el Alma Universal, y el Mahanga, símbolo de toda la organización material del Cosmos...”

Saint-Yves dijo además que Agharta, que en idioma sáncristo significa Comunidad o Comarca Suprema, se encontraba ubicada en el Desierto del Gobi, o sea en pleno corazón del Asia.

“.... En la superficie de la Tierra y en sus entrañas, la existencia real de Agartha se sustrae a la vigilancia y al apremio de la violencia de la profanación. Sin hablar del continente americano, cuyos subsuelos ignotos le pertenecieron en tiempos de una muy lejana antigüedad, en Asia, sólo, cerca de mil millones de hombres conocen más o menos de su existencia y su grandeza.

¿Por qué caminos, a través de qué pueblos hay que pasar para llegar hasta allí? A esta pregunta, que seguramente me harán los diplomáticos y los militares, no conviene responder de manera más explícita, hasta que el entendimiento sinárquico sea un hecho. No obstante, como me consta que ciertas potencias, en sus mutuas rivalidades a través de Asia, rozan sin saberlo el territorio sagrado, comprendiendo que, sus tropas deberían hollarla o bordear sus límites, divulgo estas informaciones por amistad hacia estos pueblos europeos y por Agartha, naturalmente...”

Entendemos el por qué del nerviosismo, pero no a los nazis, ¡que se encargaron de quemar todas las ediciones que pudieron encontrar!

Otra pista importante proviene de Fernidand Ossendowsky, el explorador polaco que escapando de los bolcheviques se internó en el Asia de mediados del siglo XX, y vivió experiencias increíbles más tarde plasmadas en el famoso libro Bestias, Hombres y Dioses, que incluía un retrato destacado sobre Agartha, basado en revelaciones que le hicieron los lamas del Tíbet.

“ .... Hace más de seis mil años, un hombre santo desapareció con toda una tribu en el interior de la tierra y nunca ha reaparecido en la superficie de ella. Muchos hombres, sin embargo, han visitado después ese reino misterioso: Sakya Muni, Nadur Gheghen, Paspa, Baber y otros. Nadie sabe dónde se encuentra situado. Dicen unos que en el Afganistán, otros que en la India. Todos los miembros de esta religión están protegidos contra el mal, y el crimen no existe en el interior de sus fronteras.

La ciencia se ha desarrollado en la tranquilidad y nadie vive amenazado de destrucción. El pueblo subterráneo ha llegado al colmo de la sabiduría. Ahora es un gran reino que cuenta con millones de súbditos regidos por el Rey del Mundo. Éste conoce todas las fuerzas de la naturaleza, lee en todas las almas humanas y en el gran libro del destino. Invisible, reina sobre ochocientos millones de hombres, que están dispuestos a ejecutar sus órdenes....”

“ ... Este reino se extiende a través de todos los accesos subterráneos del mundo entero. He oído a un sabio lama decir al Bogdo Jan que todas las cavernas subterráneas de América están habitadas por el pueblo antiguo que desapareció de la tierra. Aún se encuentran huellas suyas en la superficie del país. Estos pueblos y estos espacios subterráneos, dependen de jefes que reconocen la soberanía del Rey del Mundo.

En ello no hay gran cosa sorprendente. Sabéis que en los dos Océanos mayores del Este y el Oeste había remotamente dos continentes. Las aguas se los tragaron y sus habitantes pasaron al reino subterráneo. Las cavernas profundas están iluminadas con un resplandor particular que permite el crecimiento de cereales y otros vegetales y da a las gentes una larga vida sin enfermedades. Allí existen numerosos pueblos e incontables tribus....”

“... La capital de Agharti está rodeada de villas en las que habitan los grandes sacerdotes y los sabios. Recuerda a Lhassa, donde el palacio del Dalai Lama, el Potala, se halla en la cima de un monte cubierto de templos y monasterios. El trono del Rey del Mundo se alza entre dos millones de dioses encarnados. Estos son los santos panditas. El palacio mismo se halla circundado por la residencia de los Goros, quienes poseen todas las fuerzas visibles e invisibles de la tierra, del infierno y del cielo, y pueden disponer a su antojo de la vida y la muerte de los hombres.

Si nuestra loca humanidad emprendiese la guerra contra ellos, serían capaces de hacer saltar la corteza de nuestro planeta, transformando la superficie de éste en desiertos. Pueden secar los mares, cambiar los continentes en océanos y convertir las montañas en arenales. A su mando, los árboles, las hierbas y las zarzas empiezan a retoñar; los hombres viejos y débiles se rejuvenecen y vigorizan y los muertos resucitan. En extraños carros, que nosotros no conocemos, recorren a toda velocidad los estrechos pasillos del interior de nuestro planeta...”

“ ... Estas son las historias que oí contar en las yurtas de los príncipes y en los monasterios lamaistas. El tono con que me las referían me impedía formular la menor objeción. Misterio...” Así concluía su extraño relato Ossedonwsky, en cuanto a Agartha.
Como último exponente acerca de Agartha, tenemos a Nikolai Roerich, explorador, pacifista y genial pintor ruso que por el año 1923 llevó a cabo una famosa travesía hacia las regiones desconocidas de Asia, donde obtuvo informes por boca de los maestros lamas acerca de Shambhala (Agharta?). En Shambhala, la resplandeciente, Roerich entrega una visión mística de la escurridiza ciudad...

"... Lama, en Turfan y en Turkestán nos enseñaron cuevas con extensas galerías sin explorar. ¿Podemos llegar a los Ashrams de Shambhala a través de estas rutas? Nos dijeron que en algunas ocasiones, personas extrañas salían de estas cuevas y se dirigían a las ciudades. Deseaban pagar con monedas extrañas y antiguas que ya están fuera de uso. – “Es verdad, es verdad; los habitantes de Shambhala a veces emergen a este mundo. Se encuentran con los servidores terrenales de Shambhala. Por el bien de la humanidad, envían regalos preciosos, notables reliquias…"

"… Puedo contaros muchas historias de los maravillosos regalos que se recibieron a través del espacio. Hasta el mismísimo Rigden Gyeppo aparece en ocasiones en cuerpo humano. De repente, se muestra en sitios sagrados, en monasterios, y en un momento predestinado pronuncia sus profecías. De noche o por la mañana temprano, antes del alba, el Soberano del Mundo llega al Templo. Entra. Todas las luces se encienden solas al mismo tiempo. Algunos ya reconocen al Gran Forastero. Los lamas se reúnen con gran reverencia. Escuchan con la mayor atención las Profecías del futuro...”

En un punto de la narración Roerich habla acerca de algo metálico y desconocido que pudo observar durante su estancia en Asia. ¿Podría tratarse de un OVNI? Y vale mencionar que estamos en 1923, algo lejos de los futuros avistamientos que se sucedieron después...

"… Mañana de sol, sin nubes: el cielo azul resplandece. Por encima de nuestro campamento vuela un enorme buitre negro. Nuestros mongoles y nosotros lo observamos. De pronto uno de los lamas buriatos apunta al cielo azul: - ¿Qué es eso? ¿Un globo? ¿Un aeroplano? Advertimos algo brillante, que vuela muy arriba, de noroeste a sur. Sacamos de la carpa tres poderosos anteojos de campaña y los dirigimos hacia el gigantesco cuerpo esferoide y brillante, que se destaca contra el sol, claramente visible sobre el cielo azul y que avanza velozmente. Vemos enseguida que cambia de dirección al sur-sudeste y desaparece tras los picos nevados de la cadena de Humboldt. Todos los acampantes seguimos la aparición inusitada y los lamas susurran: - ¡Es el signo de Shambhala!"

Otro punto interesantes es acerca de la famosa enseñanza del Kalachakra, íntimamente ligada con Shambhala y que aún es practicada por budistas de todo el mundo como un medio de elevación espiritual.

"… Los Grandes Azaras que han tenido acceso a las Enseñanzas de la India, conocen el origen de la Kalachakra. Saben muchas cosas que, cuando se revelen para ayudar a la humanidad, regenerarán la vida por completo. Inadvertidamente, muchas de las Enseñanzas de la Kalachakra se usan, tanto en Oriente como en Occidente, y aun teniendo en cuenta esta utilización inconsciente, los resultados son muchas veces maravillosos. Por lo tanto, es comprensible cuán incomparablemente grandes serían las posibilidades manifestadas por un logro consciente y cuán sabiamente podría usarse la gran energía eterna, esta materia sublime e imponderable que se encuentra dispersa por todas partes y que está a nuestro alcance en todo momento…"

"…Esta Enseñanza de la Kalachakra, esta utilización de la energía primaria, ha sido llamada Enseñanza del Fuego. El pueblo hindú sabe que el Gran Agni, aunque sea una Enseñanza antigua, será la nueva Enseñanza para el Nuevo Mundo. Debemos pensar en el futuro; y sabemos que en la Enseñanza de el Kalachakra yace todo el material que puede aplicarse para el mayor de los usos. Ahora hay muchos maestros, tan diferentes como hostiles unos con otros. Y sin embargo, muchos de ellos hablan de una única cosa y esta cosa está expresada en la Kalachakra. Uno de vuestros sacerdotes una vez me preguntó: “¿Acaso la cábala y Shambhala no son parte de esa única enseñanza?” Preguntó: “¿Acaso el gran Moisés no es un iniciado de la misma Enseñanza y un seguidor de sus leyes?”
"… Podemos afirmar sólo una cosa: toda Enseñanza de la Verdad, cada Enseñanza del Alto principio de la Vida, proviene de una única Fuente. Muchos antiguos Stupas budistas han sido convertidos en templos Linga y muchas mezquitas tienen paredes y los cimientos de antiguos viharas budistas. ¿Pero qué daño se puede hallar en ello, si esas construcciones han sido dedicadas al único principio Elevado de la Vida? Muchas imágenes budistas sobre las rocas encuentran sus orígenes en Enseñanzas muy anteriores al Santo. Sin embargo, también simbolizan la misma esencia elevada…"

Hasta aquí los tres relatos. Cada uno de ellos ha brindado representaciones potentes e imágenes idealistas acerca de este Gobierno Oculto a las aspiraciones humanas. Reseñando: Agharta o Shambhala está ubicada en el corazón de Asia, en el Tíbet, y para más precisión en las entrañas del Desierto del Gobi. La forma de gobierno es mediante un Consejo, con un líder santo al mando, llamado el Rey de Mundo. ¿De dónde proceden? Sólo leves indicios de que podría tratarse de supervivientes de alguna oscura civilización que la historia no registra. Adelantados en lo tecnológico y espiritual, su misión suprema sería ayudar a los hombres menos evolucionados y que intervienen en el mundo en caso de ser necesario.

Agartha sin embargo no fue la única razón de la expedición nazi. Debemos comprender que Alemania experimentaba una conversión budista muy importante, en especial en el ámbito partidario. Un pensamiento que también alentó este viaje fue el recuperar la vieja tradición espiritual emparentada con el paganismo y la práctica del ocultismo templario, que se decía aún pervivía en aquellas regiones del Asia Septentrional.

Quizás esta afirmación explicaría porqué los nazis recibieron un documento del Consejo de Regencia que en ese entonces gobernaba al Tíbet -ya que aún no se había elegido el nuevo Dalai Lama viviente-, aceptando a Hitler como Jefe de todos los arios, y porqué en algunas Castas altas de la India, el Tercer Reich fue saludado, e inclinadas algunas cabezas ante la presencia de la svástika. ¿Qué llevó a culturas tan avanzadas en lo espiritual, a dejarse seducir por el nazismo, cuando ya era evidente que la orientación que había tomado iba dirigida hacia la realización del mal?

Lo cierto es como resultado de este viaje, en Berlín se instaló una comuna de monjes tibetanos, que hasta llegó a combatir por los gloriosos arios. El Tantra Kalachakra fue adoptado para la práctica de la iniciación guerrera, para satisfacción de Haushofer, que fue un gran defensor de su aplicación. Pero también debemos señalar que una lama de guantes verdes fue visto por las cercanías del Fhürer, y que se decía proveniente de las cavernas subterráneas del Agartha.

¿Entonces? ¿Puede un reino tan espiritual contactar con el mal? ¿Y sino fuera Agartha, un reino de luz? Visiones menos complacientes a las citadas sostienen que Agartha es un reino de tinieblas, y que el famoso Rey del Mundo, sería en realidad Lucifer. Por otro lado Shambalha es vista como una ciudad de iluminación y contemplación dimensional, opuesta a esta ciudad del mal. La famosa lucha del bien y del mal.

Dejando un poco de lado las especulaciones, y volviendo al entorno de la coherencia, sostenemos que quizás sí hubo contacto, pero con algo más real, y no por ello menos malo, como podría haber sido la secta de los Gorros Negros -que practicaban la hechicería y magia negra-, y de la cual era adepto Haushofer.

Para concluir, se incluye otro pasaje del relato de Nicholas Roerich, que comulga en perfecta armonía con esta exposición.

“ ...Lama, es tan difícil para nosotros los occidentales venerar vuestra religión; muchas cosas son tan confusas, muchas cosas están tan corruptas. Por ejemplo, ¿cómo podría comprender un forastero, al ver dos monasterios completamente iguales por fuera, que en uno se predique el budismo, mientras que, el otro sea el enemigo acérrimo del budismo? Todavía más, si entramos en estos monasterios, vemos superficialmente casi las mismas imágenes. Así, para un forastero, distinguir si una svástica está puesta en dirección invertida o no, es tan difícil como comprender por qué las personas que son completamente ignorantes y a quienes les da por beber tienen el mismo título de lama que tú, que sabes muchas cosas y tienes tanta cultura. “Tienes razón. Muchos lamas usan la vestidura lamaísta, pero su vida interior es mucho peor que la de un laico…"

Los cátaros: el camino de los hombres buenos.

La fortaleza de Montségur es el paradigma histórico de la resistencia cátara, la herejía que arraigó en el sur de Francia durante la Edad Media.

La religión de "los puros".

Actualmente, las ruinas de este castillo son la culminación de una ruta que parte de las tierras catalanas y que constituye una verdadera peregrinación por los santuarios y paisajes que fueron testigos de la Cruzada que los exterminó El camino de los hombres buenos es un itinerario de 189 kilómetros que discurre por las rutas utilizadas por los cátaros durante los siglos XII y XIV, cuando huían de la persecución de la cruzada albigense y de la Inquisición. La senda empieza en el santuario de Queralt, en Berga, termina en el emblemático castillo de Montségur, en territorio francés, y puede efectuarse en coche, en bicicleta, a pie o a caballo.

El Camí dels Bons Homes –como ha sido bautizado– ha sido institucionalizado como un sendero turístico de Gran Recorrido (GR 107) que atraviesa villas medievales, iglesias románicas y castillos. Además de su notorio interés histórico, la ruta nos permite contemplar paisajes encantadores, ya que transcurre por la zona protegida del Parque Natural del Cadí-Moixeró. El catarismo es una doctrina procedente de una corriente de origen búlgaro conocida como bogomila. Se trata de una religión cristiana, con una interpretación muy peculiar de las Sagradas Escrituras, basada en el dualismo, que percibe la Creación como el escenario de una batalla entre los principios del Bien y del Mal. Esta doctrina arraigó con fuerza en el sur de Francia. Se dio a conocer en un concilio cátaro celebrado en la ciudad de Albí, en 1165, por lo que pronto sus seguidores fueron conocidos como albigenses. Sin embargo, ellos se consideraban cristianos u “hombres buenos”. Predicaban a los humildes en plazas y mercados, aunque si eran invitados por los grandes señores para adoctrinar en sus casas a familiares y criados, aceptaban con agrado. Enseñaban el amor, la tolerancia y la libertad.

Decían que Cristo no se encarnó entre los hombres, pues en sus concepciones la materia era una creación del Mal. Para los cátaros –término que según los expertos significa “puro”–, el Jesús que vieron los apóstoles y crucificaron los romanos no era sino una apariencia angelical engañosa. Pero el Cristo verdadero nunca fue crucificado ni sepultado. Estas ideas, como es lógico, les valieron la condena de Roma y una implacable persecución.

A principios del siglo XIII, el papa Inocencio III tomó conciencia del peligro que suponía para los intereses de la Iglesia la expansión de la herejía cátara en Occitania. Los intentos por convertir a los herejes habían sido vanos. Ante este fracaso y con el apoyo del rey Felipe Augusto de Francia –que deseaba hacerse con el territorio occitano a toda costa–, el Papa proclamó la “cruzada contra los albigenses”.
Quienes formaran parte de la misma serían absueltos de sus pecados y se garantizaba la entrada al Paraíso de los fallecidos en combate. Los señores feudales que se sumaran a la iniciativa recibirían, además, las mismas prebendas que los cruzados en Tierra Santa. Sólo así se entiende la aparición de figuras como Simón de Montfort que escondían su desmesurada ambición bajo pretexto de erradicar la herejía.

La guerra.

Las tropas se organizaron bajo el mando del legado pontificio Arnaud Amaury y avanzaron hacia el sur por el valle del Ródano. El 22 de julio de 1209 los cruzados entraron en Béziers, matando a todos sus habitantes, sin distinción de creencias. Las crónicas aseguran que Amaury ordenó: “Matadlos a todos que Dios ya reconocerá a los suyos en el Cielo”. Tras la masacre, los cruzados pusieron rumbo a Carcasona, donde resistía Raymond Roger Trencavel. Éste murió en prisión, después de ser desposeído de todas sus tierras. Más tarde caerían las plazas de Foix, Carbona y Comminges. La muerte de Inocencio III hizo perder ímpetu a la cruzada y algunos de sus más importantes líderes abandonaron la empresa. Como consecuencia de este hecho el catarismo resurgió con fuerza.

Pero en 1226, Luis VIII se lanzó a una nueva cruzada, dicen que influido por su esposa Blanca de Castilla, quien reivindicaba los territorios del sur para la Corona de Francia. Al parecer, sería ella quien habría instado al Papa Gregorio IX a crear la Inquisición. El terror se apoderó de Occitania. Los cátaros solicitaron protección a Raymond Péreilhe, señor de Montségur, y se prepararon para defenderse y resistir. Esta legendaria fortaleza cayó en 1244. Y once años más tarde, en 1255, corrieron la misma suerte Quéribus y Puylaurens.

La guerra había terminado con el extermino de la Iglesia de los hombres buenos, o “del amor”, como también fue conocida. Con ella desapareció una tradición cristiana que llevaba su respeto a la vida hasta el extremo de abstenerse de matar o maltratar a los animales, y de cuya enorme piedad dejó testimonio incluso San Bernardo de Claraval, después de intentar en vano que renunciaran a su fe para abrazar el catolicismo.

Los “brujos” templarios

El 13 de octubre de 1305, Jacques de Molay, último gran maestre conocido de la Orden del Temple, era apresado. Era el resultado de una de las más enigmáticas conspiraciones históricas. El rey francés, Felipe IV el Hermoso, quien manejaba a su antojo al papa Clemente V, daba un golpe de gracia tan impecable como imposible de creer en un sujeto de escasas luces, pocas lecturas y contadas ciencias…

Días antes se había puesto el lacre a las cartas; se avisó a los más diestros y discretos jinetes y salió el recado a todas las bailías y senescales.

Pero, ¿cómo era posible que esta Orden, verdadero Estado en la panza de los reinos e Iglesia en el corazón de la Iglesia no oyera ni viera nada? ¿Dónde estaban sus espías? ¿Cómo no se tiró una sola flecha ni se desenvainó una espada? ¿Acaso lo sabían y se dejaron hacer?

¿Respondía a otro de sus supuestos rituales secretos el dejarse prender y morir? ¿Tal vez para resucitar en la clandestinidad más allá de todo rey y lejos del alcance de la muerte, pues ya había caído sobre ellos una vez?


Rituales siniestros

El investigador Malcom Barber resumió con buen pulso las acusaciones que se vertieron contra los monjes-guerreros, usando lenguas compradas por Guillermo de Nogaret y dedos acusadores temblorosos que no hubieran resistido la mirada de un juez honrado.

Esos delitos que se les imputaron tenían como principal argumento el renegar de Cristo, al que negaban su divinidad y, en prueba de ello, se decía que escupían sobre la cruz el día de su ingreso en la Orden, además de pisotear los dos maderos cruzados.

Pero en eso no quedaba la cosa: adoraban a ídolos; no creían en los sacramentos y los sacerdotes de la Orden parecían tener amnesia a la hora de impartir las fórmulas de consagración en la misa; se atrevían a absolver a los hermanos de sus pecados sin que tuvieran capacidad eclesiástica para ello; practicaban la homosexualidad y realizaban extraños rituales durante la noche, generalmente en el interior de capillas o cuevas.

¿Qué hay de cierto en todo ello? En realidad, como sucede con casi todo lo que al Temple hace referencia, nadie lo sabe con exactitud. Cuando uno se acerca a la Orden encuentra, como en su estandarte, la misma porción de negro que de blanco, y no hay manera de aclararse del todo.

Sí, es cierto que pronto llegaron las sorpresas en el interrogatorio y Godofredo de Charney, caballero de 53 años, mejillas de cuero y mil batallas a las espaldas, canta como un barítono a las primeras de cambio y admite todo lo que le proponen.

Tal vez si le hubieran acusado de haber mordido en la nariz al propio Jesús de Nazaret también lo hubiera admitido. Ahora bien, ¿fue mérito del torturador dominico tal confesión?

Charney reconoció que en sus rituales de iniciación había renegado de Cristo tres veces, aunque se curó en salud diciendo que fue de palabra, jamás de corazón.

No recuerda haber escupido sobre la cruz, pero algo había oído sobre esas costumbres. Y sí, dijo al fin: había besado en el ombligo, o en sus inmediaciones, al Gran Maestre el día que ingresó en el Temple.

Y en esa misma línea se sucedieron los demás interrogatorios. Incluso a Jacques de Molay le fallan las piernas y, tras negar primero, le convencen los dominicos después, que para eso tienen a Dios de su parte y eso ayuda una barbaridad.

Por media Francia se prenden hogueras. Era sólo cuestión de tiempo saber si la carne de templario huele como la de los demás al ser lamida por las lenguas de fuego.

Ahora bien, ¿existen pistas en la Regla del Temple que permita pensar en ritos semejantes? Obviamente, no.

El Concilio de Troyes, que se reunió el día de San Hilario “en el año de la encarnación de Jesucristo de 1128 en el noveno año del comienzo de la antedicha caballería” –cita que tomamos a Michel Lamy–, se les dispensó una Regla para que anduvieran por el mundo hechos unos pinceles.

Y por mucho que se rastree en los Estatutos Jerárquicos, en las normas sobre Penitencia, sobre la Vida Conventual o sobre la Celebración de Capítulos, no hay nada que nos permita pensar en que estamos ante los pecadores que dicen que fueron. Por tanto, ¿debemos pensar en una Regla secreta?




Los secretos…

En la Regla conocida se detalla el proceso por el cual el postulante debía pasar –y a veces se prolongaba durante meses– para acceder a la Orden, pero nunca se habla de besos obscenos, ni de rechazos a la cruz, ni por supuesto de escupitajos a la figura de Jesús.

Y sin embargo, Jacques de Molay reconoció el 24 de octubre de 1307, en Beaune, haber renegado de Cristo y escupido sobre una cruz de bronce. Y en los mismos términos se expresó Hugo de Pairaud, visitador de Francia, por no mencionar el mágico número de 72 templarios que dijeron algo parecido ante el Papa.

Todo indica que existía una Regla secreta. Se trataría de una serie de rituales que los más elevados círculos de la Orden realizaban. Serían las prácticas que fueron tomadas por cosa de brujería por los ajenos a los freires, y sólo algunos de ellos mismos las conocían.

Y no debiera extrañar tal cosa si. Algo similar ha ocurrido siempre a lo largo de la historia; sólo los chamanes prehistóricos estaban en el secreto de la magia que representaban las pinturas cavernarias; sólo los magos egipcios sabían qué se traían entre manos en las zonas de los templos vetadas al común del vecindario; Jesús hablaba de una manera a algunos de sus discípulos –con parábolas– y de modo diferente a otro grupo de seguidores cuando estaban solos –ver Mc 4, 33–.

Por otra parte, esas prácticas que acabamos de mencionar buscando antecedentes históricos al caso templario también se desarrollaban en el interior de cuevas o de templos, es decir, en el interior de la Tierra. Y muy frecuentemente, de noche, lejos del Sol, que es el espíritu masculino por antonomasia, mientras que aquí se apelaba al lado femenino de la deidad.

Michel Lamy menciona la revelación al parecer obtenida por el abogado Raoul de Prestes del templario Gervais de Beauvais, quien afirmó: “Había en la Orden un reglamento tan extraordinario, y sobre el cual debía guardarse un tal secreto, que todos habrían preferido que les cortaran la cabeza antes de revelarlo”.

El historiador francés ha dejado escrito el dato de que en 1887 se tradujo un texto que procedía al parecer de una Gran Logia Masónica de Hamburgo que se pensaba que era copia literal del misterioso decálogo que mencionó el infortunado templario Gervais de Beauvais.

Y en ese documento se hace referencia a la existencia de dos tipos de hermanos: los “elegidos” y los “consolados”. Esta palabra quizás tenga algún parecido con el misterioso y tantas veces manoseado sacramento de los cátaros: el consolamentum.

Y de esta manera, los nunca probados pero siempre citados rituales secretos de los “brujos” del Temple volvían a hermanarse con la heterodoxia. Aunque hablar de las relaciones entre cátaros y templarios excede de las pretensiones y posibilidades de este artículo, no podemos resistir la tentación de mencionar esta frase de Maurice Magre: “–el consolamentum– era el secreto de Jesús, el espíritu del Grial”.

A partir de ahí, las relaciones se establecen solas a poco que se disponga de imaginación y libertad de prejuicios. Veamos: los mal llamados “brujos” templarios realizan rituales siniestros a ojos de un católico del siglo XIV; resulta que se habla de una Regla secreta en la que, supuestamente, se hace referencia a hermanos consolados, concepto de sabor cátaro; y si el consolamentum era el secreto último de Jesús, el que se dispensaba con disimulo a unos pocos, muy posiblemente, lo que se transmitía de manera incomprensible para un católico del siglo XIV en los rituales del Temple era la enseñanza secreta de Jesús…



Escupitajos sobre la cruz

Claro que, de ser así, se puede argumentar con razón que no se alcanza a explicar entonces por qué rechazaban estos individuos la figura de Jesús y el símbolo de la cruz. Pero eso es porque tal vez padezcamos la misma miopía del católico del siglo XIV.

El lector merece una explicación. En 356 d. de C. publicó Atanasio Vida de San Antonio. Y ocurrió que esta obra, que contaba la vida del que es considerado padre del movimiento eremítico, se convirtió en todo un éxito en la época.

Y al poco, casi todas las dunas que unen Egipto con Siria tenían su ermitaño. El movimiento, que al principio fue simpático a la Iglesia, pronto fue mal visto, y después perseguido. Y es que muchos de aquellos sujetos mal comidos y peor vestidos comenzaron a hermanar las viejas doctrinas egipcias con un cristianismo muy diferente al de Roma.

En esos parajes ganaría poco después fuerza un cuerpo doctrinal que terminó siendo conocido como Gnosticismo, al que René Guénon identificó como la fuente misma de toda religión.

Podríamos decir que se trataba de una búsqueda espiritual que anhelaba alcanzar el contacto con Dios directamente, sin mediadores vaticanos ni burocracias con sotana.

Y en esos círculos se leerían con fruición los evangelios que la Iglesia se apresuró a condenar, que son los que hoy llamamos Gnósticos –“se jactan de poseer más evangelios de los que realmente existen”, decía con rabia Ireneo, obispo de Lyon en el año 180–.

Para ellos Dios no había creado el mundo, sino un espíritu constructor, un albañil que respondía al sobrenombre de Demiurgo. Le daban mucha importancia al concepto de dualidad –lucha del Bien y el Mal–, el blanco y el negro templario. Además, la mujer les parecía más importante que a la Iglesia de Pablo de Tarso.

Todo incomodaba a Roma, tal vez porque, como escribe Elaine Pagels, quien alcanza la gnosis “se convierte no en un cristiano, sino en Cristo”. Como consecuencia, la Iglesia trató de exterminarlos.

Sin embargo, muchos de esos textos salieron a la luz en Naj Hammadi, en el Alto Egipto, en 1945. Llegados a este punto, ¿qué sucedería si los templarios hubieran encontrado alguno de esos documentos en Jerusalén o en Tierra Santa? ¿Y si ese texto les hubiera llevado al convencimiento de que la Iglesia de Pablo era mentira, y gorda? ¿No serían sus rituales un acto de rebeldía contra Roma y su concepto de Jesús? ¿No buscarían en sus rituales secretos la Iluminación o Gnosis?


Cabezas cortadas

El artículo 46 de las acusaciones contra la Orden es cristalino: poseían un ídolo en todas las provincias. Varía su descripción, pero sólo en detalles como que tenía una o más caras, si tenía pelo natural o postizo, o si era de carne y hueso o era tarugo con ojos. Pero hay coincidencia: adoraban a una cabeza.

El templario Raymond de Larchent, entre sudores y tembleques después de una sesión de “ejercicios espirituales” con los dominicos confesó: “Llegué a ver al Bafomet unas doce veces (…). Es una cabeza con barba y todos la cubrían de besos y la llamaban Salvador”.

Otro freire llamado Rodolfo de Grisi también aseguró haberse encontrado cara a cara con el manitú templario, y el encuentro le produjo terror.

Pero si con la descripción de ellos y de otros muchos quisiéramos hacer un retrato robot de Bafomet nos encontraríamos perplejos: no hay manera. ¿Con barba o sin barba? ¿Dos o tres caras? ¿De metal, de madera o de carne?

Se cuenta que los instructores del proceso contra los templarios llamaron a Guillaume Pidoye, administrador y guardián de los bienes del Temple, y se le rogó que entregara las figuras que tuviera.

Pero ocurrió que no hubo nada de interés al margen de un busto de mujer y un relicario dorado que contenía un cráneo envuelto y etiquetado por un templario con espíritu de funcionario.

En la etiqueta se leía: “Caput LVIII m”, –“Cabeza 58 m”–. ¿Qué diablos significa eso? ¿De ahí viene la idea de que adoraban un ídolo? Prueba poco sólida.

De todos es sabido que el dios Osiris no gozaba del afecto de su hermano Set, que terminó por matarle y trocear su cuerpo en catorce fragmentos que luego recuperó Isis y los devolvió a la vida. Es decir, que Osiris resucitó tras la mediación mágica de Isis y de su hermana, Nepthis.

Pero también es conocido que en Abidos se adoraba la cabeza del dios resucitado al tercer día y que era ése el templo de la Iniciación, con mayúsculas.

No es menos cierto que Jesús muere en una colina llamada Gólgota, o calavera. Y el dios celta Bran el Bendito murió decapitado, como sucedió a Juan el Bautista y a Orfeo.

Y también Prisciliano perdió la cabeza por ser un gnóstico de la peor especie, ejecutado en Tréveris en 385, no sin antes dejar tras de sí una doctrina que inspiraría en gran medida los secretos del Camino de Santiago, por donde los templarios tendrían encomiendas notables.

¿A dónde queremos ir a parar? Pues, obviando las muchas interpretaciones etimológicas que le han dado al nombre de Bafomet, preferimos pensar que existe una relación innegable en la versión digamos esotérica o iniciática de muchas religiones en las que la cabeza pasa a ser un mandala que jugaba un papel estelar.

Y vemos a los templarios como un eslabón más de esa cadena de conocimiento. Pero eso no lo hubiera entendido un patán católico del siglo XIV ni con un manual de instrucciones.

Granada: La última conquista

La reconquista de Hispania fue larga y agotadora. Durante setecientos ochenta años, cristianos e islámicos litigaron por el control de una Península Ibérica arrasada por esta pugna sin parangón en el mundo conocido. Finalmente, las ofensivas bélicas de reyes como Alfonso VIII, Fernando III o Jaime I acabaron por decantar la balanza del lado cristiano…

En el siglo XV la unión de Aragón y Castilla rubricaría el último episodio en esta lucha llena de sangre y convivencia. En 1482 Granada se negaba a pagar los opresivos tributos y estallaba la guerra.

Los ejércitos de los reyes católicos superaban la frontera granadina ese mismo año, conquistando la simbólica Alhama, ciudad residencial de los reyes nazaríes. La noticia sembró el desasosiego por los 30.000 km2 que todavía se mantenían bajo el dominio mahometano.

La guerra de Granada sería larga y quedaría definida por tres fases bien diferentes. En la primera se combatiría a la usanza medieval con movimientos clásicos de caballería protagonistas de acciones puntuales que tan sólo buscaban dañar todo lo posible en razzias primaverales o veraniegas.

A partir de 1483 cambiaría el enfoque cristiano cediendo el papel principal a la infantería y, sobre todo, la artillería, armas que capitalizarían el segundo periodo de este conflicto.

Fernando II de Aragón dio pasos certeros para la creación del primer ejército moderno de Europa; ya no se guerreaba confiando en el individualismo del combatiente, sino en el esfuerzo de grandes secciones de la milicia.

En ese tiempo el ejército cristiano llegó a contar con 13.000 jinetes, 50.000 infantes y unas 2.000 piezas de artillería –básicamente lombardas y culebrinas–, que fueron fundamentales en la toma de plazas hasta entonces inexpugnables.

Con las tropas hispanas luchaban también cruzados provenientes de otros lugares europeos, así como mercenarios que buscaban en aquel conflicto una oportunidad para mejorar su situación económica.

En 1487 caía tras un cruel asedio la importante Málaga, último reducto de relevancia en el camino hacia la cada vez más aislada Granada.

En 1490 se daba inicio la tercera y definitiva fase de la guerra, cuando las tropas de Isabel y Fernando levantaban su real a pocos kilómetros de la capital nazarí.

Lo que en principio fue un inmenso campamento de madera, poco a poco se fue transformando en una ciudad de adobe dispuesta a no moverse hasta la consumación de su propósito final.

La espiritualidad de aquel ejército cristiano quiso que el emplazamiento llevara por nombre Santa Fe. Mientras tanto, la desesperación hacía presa en el campo musulmán

Desde 1482 las tropas nazaríes no solo luchaban contra el infiel, sino también entre ellas por el control dinástico de un reino abocado a la fatalidad del momento.

Muley Hacén desconfiaba de su hijo y heredero Abu Abd Allah Muhammad, conocido por la crónica como Boabdil “el Chico”. Los recelos entre padre e hijo desembocaron en un grave conflicto bélico.

El gran beneficiado de esta riña familiar fue Muhammad Ubn Said, llamado por los cristianos “el Zagal”, hermano de Muley Hacén y tío por tanto de Boabdil.

“El Zagal” estaba mejor dotado para la guerra que su sobrino, esto lo sabía Muley Hacén, quien le entregó el mando para retirarse a un confortable segundo plano.

Las tropas de Said respondieron con energía a las internadas cristianas; las de Boabdil no quisieron ser menos lanzándose a una inútil ofensiva contra Lucena que acabó en desastre y con la captura del propio Boabdil.

Éste, una vez prisionero de Fernando II aceptó negociar su libertad a cambio de las habituales promesas vasalláticas. El rey católico, conocedor de las buenas dotes militares del “Zagal”, no puso trabas a la liberación de Boabdil, consciente que la debilidad de éste le permitiría, tarde o temprano, concretar su ambicioso plan sobre la anexión total de Granada.

En efecto, en 1485 Boabdil, quien reinó con el nombre de Muhammad XI, regresó a la capital nazarí para enfrentarse a su tío, que lo hacía con el nombre de Muhammad XII.

Una vez más, las fuerzas musulmanas se dividieron para mayor alegría del bando cristiano. Tras esto no fue difícil atacar las posesiones del “Zagal”, arrebatándole su cuartel general establecido en Baza.

La derrota de éste dejaba solo a Boabdil atrincherado en Granada. No obstante, lejos de entregar la plaza a los reyes católicos optó por romper los acuerdos con éstos y resistir a ultranza en una decisión dominada por el fanatismo religioso.


El cerco de Granada

El asedio al último reducto musulmán de Occidente fue penoso para la población. La escasez de alimentos se hizo notar entre unos habitantes, numerosos e incrementados por la llegada incesante de miles de refugiados.

Granada no sólo aguantaba un asedio terrestre, sino también, un eficaz bloqueo naval que impedía el arribo de cualquier ayuda africana.

Con todo, Boabdil disponía en 1491 de unos 60.000 efectivos armados, bien es cierto que muy faltos de pertrechos y de motivación suficientes para una resistencia organizada.

Aún así, los integristas musulmanes impedían cualquier tipo de negociación con los cristianos; todo hacía ver que el último episodio de la Reconquista hispana se iba a convertir en una masacre horrible si nadie ponía remedio.

En el otoño de ese año se cruzaron múltiples embajadas de uno y otro bando con la esperanza de encontrar solución favorable para ambos mundos.

Afortunadamente, los asesores hicieron muy bien su trabajo, y a finales de año todo estaba listo para la rendición de la ciudad.


La rendición de Boabdil

El rey Fernando, con el apoyo de la reina Isabel, ofreció condiciones generosas a Boabdil. En ellas se reflejaba el respeto a la población musulmana en cuanto a su forma de gobierno, práctica religiosa y derecho a la propiedad privada.

Esta oferta gustó a las principales familias granadinas, quienes animaron al atribulado Boabdil a una capitulación sin más contemplaciones.

El último rey nazarí era consciente que esta decisión no gustaría a los miles de fanáticos que pedían a gritos morir en Granada defendiendo el Islam.

Sin embargo eligió evitar la hecatombe salvando de ese modo muchas vidas. También en la decisión tuvo cierto peso la promesa que le habían efectuado los Reyes Católicos sobre respetar su vida y la de sus seguidores ofreciéndole un rico territorio en las Alpujarras.

El 2 de enero de 1492 Boabdil “el Chico” salió de Granada con una pequeña escolta dirigiéndose al campamento de Santa Fe; allí le esperaban los Católicos rodeados por nobles, sacerdotes y soldados.

Boabdil ofreció las llaves de su querida ciudad con un gesto de sumisión que el rey Fernando respetuosamente no aceptó, demostrando generosidad con el vencido al que trataba como igual. El rey cogió las llaves y se las entregó a la reina Isabel.

De ese modo el reino de Granada pasaba a formar parte de la corona de Castilla. De inmediato se enviaron tropas para tomar posiciones en el conjunto palaciego de la Alhambra.

Las unidades castellanas entraron en la ciudad y disciplinadamente se fueron instalando en aquel recinto lleno de esplendor. En una emocionada ceremonia fueron izados los estandartes y el pendón de Castilla en la torre más alta de la Alhambra.

Desde esa impresionante Torre de la Vela se dominaba toda Granada; la visión de los emblemas castellanos y la cruz cristiana dejó boquiabiertos a los miles de granadinos que permanecían ignorantes a las capitulaciones aceptadas por su rey.

Muchos lloraron amargamente, entre ellos el propio monarca que, alejándose de su ciudad acertó a suspirar con una última mirada. Su orgullosa madre Aixa le recriminó diciéndole: “llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre”.

Ese fue el capítulo final de la gloriosa Al Andalus y las primeras líneas de España, nación que entraba con fuerza en la Edad Moderna convirtiéndose, gracias al descubrimiento de América ése mismo año, en el imperio más poderoso del mundo.

El faraón Micerino

Las enciclopedias identifican a Micerino como hijo de Kafra (Kefrén) y nieto de Khufu (Keops). Gracias al escaso material artístico conservado, sabemos que tenía rasgos poco majestuosos.


Leyes y pirámides

Su política social quedó patente en el siguiente decreto real: «Su Majestad quiere que ningún hombre sea obligado al trabajo forzado, sino que cada cual labore a su gusto». Dicha orden, redactada y rubricada por un escriba, se refería a la construcción de una necrópolis y a la contratación de 50 obreros, e incluye el salario que debían percibir los trabajadores.

En el Egipto de la IV Dinastía (2500 a. C.), esa medida fue profundamente innovadora. Por consiguiente, a nadie debería extrañarle que las relaciones entre «El eterno como las almas de Ra» (significado literal de su nombre) y la nobleza resultaran algo tensas. Su reinado empezó con muy mal pie, en virtud de una maldición divina dada a conocer por el Oráculo de Buto. Con mucha malicia, algunos sacerdotes hostiles le advirtieron que tan sólo ocuparía el trono durante seis años, tras los cuales perecería a fin de purgar sus faltas. Según algunas fuentes, Micerino habría ordenado encender a diario las antorchas del palacio apenas anochecía, alargando así la jornada para burlar la profecía. Se supone que lo consiguió, pues de acuerdo con la bibliografía especializada su reinado se prolongó entre 25 y 60 años. ¿Cuál fue la tónica de su peculiar mandato? Aparte de anular numerosas leyes represivas, dictadas por sus antecesores, Micerino impulsó inusitadas medidas sociales.

Los biógrafos de este faraón, empezando por el griego Herodoto, no escatimaron elogios a la hora de alabar su gobierno. «Si las pirámides eran la prueba perpetua de que en Egipto reinaban los dioses, la libertad que él dio a su pueblo era la prueba perpetua de su amor hacia ellos» dejó escrito el historiador griego. No obstante, es necesario matizar que éste recogió su versión de los sacerdotes egipcios, quienes habían declarado malditos a sus predecesores y que tenían sobradas razones para sentir mayor simpatía por Micerino, debido a su decisión de reabrir los templos y financiar sus actividades con cargo al tesoro real. La pirámide de Micerino completó el famosísimo conjunto de Giza y, al margen de sus connotaciones funerarias y astronómicas, sorprende su modesto tamaño si se compara con las de Keops y Kefrén.
El diseño original estipulaba una altura de 30 metros, según se ha descubierto recientemente, pero al final este monumento alcanzó los setenta (hoy degradados a 62), incluyendo el recubrimiento de granito rojo, actualmente desaparecido. Sin entrar en la polémica referida a la particular ubicación y finalidad de las pirámides o al esfuerzo que costó levantarlas, la aportación de Micerino queda sumida en el misterio. Cerca de la suya se completaron monumentos funerarios para su primera mujer y una concubina real llamada Rodopis. A esta mujer le había sido concedido un privilegio sólo reservado a los dirigentes religiosos y militares de máximo rango.



El conjunto de Giza

La influencia de Rodopis parece haber sido considerable. Plinio el Viejo sostuvo en sus Anales que fue ella quien «sugirió» al faraón el emplazamiento de su pirámide personal. Sin embargo, algunos autores contemporáneos, entre ellos Nigel Blundell, consideran que el emplazamiento fue decidido por los sumos sacerdotes. Esta opinión parece más coherente con el hecho de que las tres pirámides de Giza recrean en la Tierra la configuración estelar de las tres estrellas del Cinturón de Orión, como ha señalado el investigador Robert Bauval.

Una fuente, procedente de las memorias del rey bactriano Diodoto I, respalda la hipótesis de una función astronómica y no simplemente mortuoria de las pirámides. Diodoto recorrió Egipto a mediados del año 250 a. C., adelantándose en un par de milenios a los actuales arqueólogos. De acuerdo con su testimonio, Micerino habría pactado con los sacerdotes, asegurándose un nicho en esta obra a cambio de transigir en su diseño y de permitir que se guardaran allí algunos extraños objetos. ¿Cuál fue el legado de este faraón? Su sucesor, Shepseskaf, llegó al trono hacia el 2503 a. C. y, saltándose los ceremoniales, se dedicó a abolir la totalidad de sus edictos. El cambio de mandatario facilitó el regreso al régimen tiránico habitual, pero en absoluto logró borrar la impronta de Micerino, que se plasmaría incluso en una nueva concepción artística.

A grandes rasgos, el «pecado» de Micerino consistió en divulgar el concepto de que la inmortalidad no era patrimonio exclusivo del rey, sino de todos los hombres. Los rituales sacerdotales para entrar en la vida eterna representaban hasta entonces un privilegio real y de las clases pudientes. A falta de una adecuada momificación ritual, el camino al Más Allá estaba cerrado para los más humildes. También fue notorio el interés de Micerino por la ciencia. Este faraón tuvo por amigo y mentor al arquitecto Hermón, un constructor de pirámides formado en la tradición del legendario Imhotep, sabio muy versado en medicina, ingeniería, astronomía, arquitectura y magia, a quien se atribuye el diseño de la pirámide escalonada de Saqqara y que sería deificado en la época del Imperio Nuevo.

Dejando de lado los hipotéticos conocimientos que llegara a obtener de Hermón, su fama benevolente generó leyendas que perduraron durante milenios. La famosa reina Cleopatra VII, con un imperio casi extinto, escondió parte de sus tesoros en la pirámide de Micerino, junto con algunos enseres de otros faraones. La idea no le sirvió de mucho, puesto que el califa árabe Al Mammun desvalijó la zona en el 800 d.C., aunque al parecer no obtuvo un gran botín.

Al Mammun explicó a sus allegados que en el interior de la pirámide, lejos de hallar las esperadas riquezas, encontró mapas astronómicos, cartas de navegación, extraños metales y un «cristal que no se rompía» (sic). Tal vez mirara en la dirección equivocada, porque en 1830 el arqueólogo inglés Richard Howard-Vyse recuperó un bello sarcófago y diversas piezas que fueron embarcadas rumbo al Reino Unido en la goleta Beatrice. Por desgracia, este navío se hundió justo delante de Cartagena (Murcia), perdiéndose la nave y su cargamento. O, al menos, eso se dictaminó oficialmente por parte de las autoridades.

Templarios en Portugal

Portugal es, probablemente, el único lugar de Europa donde los dispersos y maltrechos caballeros de la Orden del Temple lograron ponerse a salvo de sus perseguidores. Allí se camuflaron bajo la Orden de los Caballeros de Cristo y, a su vez, dejaron buena muestra de sus típicas edificaciones, castillos y fortalezas por todo el país luso.

"Unha Seteira!”, gritó un visitante portugués que, evidentemente, tenía intereses parecidos a los míos. En realidad, lo que estaba señalando mi improvisado acompañante era una especie de ventanuco formado por una cruz inserta en un círculo.

Un símbolo astrológico convenientemente usado por los templarios que representa la unión del mundo terrenal –círculo– con el mundo espiritual –la cruz–, y que delataba el auténtico origen de la construcción que estaba visitando.

Lo cierto es que hacía un par de días que había comenzado un pequeño viaje para escudriñar algunos de los castillos, conventos, iglesias y construcciones templarias que se encuentran diseminadas por medio Portugal, pero sinceramente aquella “señal” de la vieja orden de los caballeros-soldado es lo último que me esperaba encontrar en aquella imponente fortaleza situada en Santa María da Feira.

Una construcción que inicialmente no estaba en mi plan de viaje ya que no consta oficialmente como perteneciente a la enigmática orden medieval. A pesar de ello, pronto me di cuenta de que los subterráneos, pasadizos, intrincadas galerías y sobre todo los olivos que circundan los alrededores del castillo, forjado hacía más de siete siglos, tenían todos los ingredientes clásicos que acompañan una construcción templaria.

Y es que la persecución y exterminio de los templarios comenzó el 13 de octubre de 1307 con una gigantesca redada, considerada hoy en día como una de las más extraordinarias “operaciones policiales” de todos los tiempos. Por orden del rey de Francia, se prende a buena parte de los caballeros en el país galo.

La confesión de algunos miembros de la Orden que se autoinculpan de acciones anticristianas como escupir tres veces a la figura de Cristo, la práctica de los besos obscenos o la idolatría entre otras acciones demoníacas, lleva al Papa Clemente V a expedir una bula en su contra.

En una segunda bula concede a la Orden de los Hospitalarios los bienes de los templarios, excepto en España y Portugal, donde quedan a disposición del Vaticano para ser utilizados en la guerra contra los musulmanes. En 1308, cuando el rey de Portugal recibió la bula papal, procedió a cumplirla discreta y cautelosamente, demorando el proceso el tiempo necesario para que los caballeros se refugiasen en el extranjero.

El monarca, de acuerdo con sus homónimos de Castilla y Aragón, consiguió en el Concilio de Salamanca, celebrado en 1310, la inocencia de la Orden. Esto dio lugar a la bula Ad Providam en 1312 que confiaba a los soberanos peninsulares la posesión de los bienes de la Orden del Templo.

Algunos años después, gracias a la bula Ad Ea Exequibus, se creaba la Orden de los Caballeros de Cristo en Portugal, que se hizo cargo de todos los bienes de templarios.


Montesanto en el corazón de Portugal

Así pues, si había un sitio en Europa donde los templarios habían sobrevivido e incluso creado de nuevo una gran fortuna, sin duda era Portugal. Los nuevos derroteros de mi improvisado peregrinaje me alejaron definitivamente de la costa para internarme en la zona más abrupta y montañosa.

Tras casi 340 km me encontraba en Monte Santo, una milenaria población considerada “la más portuguesa de todas las aldeas”. Su escarpada colina fue testigo del paso de romanos que la denominaron Egitania, e incluso de los godos que construyeron una basílica… eso sí, sobre antiquísimos restos precristianos.

Precisamente por ello, entre las estrechas y laberínticas callejuelas de casitas, se celebra cada año una especie de festejo con tambores y costumbres típicas de las vestales romanas –probablemente es el único lugar de Europa donde aún se celebra esa tradición.

La multitudinaria “procesión” asciende por la empinada montaña hasta el castillo de Monsanto que, como no podía ser de otra manera, fue construido por los templarios en ese lugar tan especial. Se trata de una fortaleza de gruesas y graníticas paredes con cuatro puertas en forma de arco y grandes contrafuertes que albergan una gran cantidad de misterios en su interior.

La edificación contiene muchos ventanucos y huecos en las paredes que resultan enigmáticos. Como ejemplo, tenemos doce relieves inscritos en unas piedras situadas precisamente hacia el poniente. En realidad, todo el conjunto parece tener una clara connotación astrológica ya que las alusiones a los signos zodiacales parecen continuas.

Cerca del castillo, donde se hallaron restos del culto al antiquísimo dios lusitano y prerománico Endovélico, los templarios construyeron una capilla dedicada a San Miguel –que actualmente es el patrón de Portugal– exactamente donde se pueden aún contemplar unos curiosos túmulos excavados en la roca. Más bien parecen piscinas de piedra donde se realizaba algún tipo de ritual.

Efectivamente, los mismísimos templarios portugueses realizaban allí un antiguo ceremonial milenario que ya practicaban hace siglos los romanos, y donde, incluso, se realizaban sacrificios. Al parecer, allí se dirigían los antiguos habitantes de Monsanto en “procesión” para dar sus ofrendas a los dioses.

Para ello practicaban abluciones purificadoras en las extrañas piscinas pero con un líquido inusual: la sangre de sus bueyes y carneros. Según la tradición, con un cuchillo inmolaban a sus víctimas y las cremaban. Después lavaban sus vísceras en algunas de las oquedades pétreas, mientras que las otras se llenaban con la sangre sobrante.

Con ella se mojaban la frente y se repartían las pieles de los animales sacrificados para que los dioses les dieran un buen año agrícola. Según el prestigioso antropólogo portugués, Leite de Vasconcelos: “Todo obedece a un Serapeum, donde la principal divinidad, Seraphis, era adorada junto con las demás… allí se celebraban ‘misterios’ conforme a ritos de las religiones orientales”.

Al margen de la ritualística, las construcciones y toda la organización templaria en Portugal estaba al cargo de un personaje histórico inquietante: el gran maestre del temple en Portugal, Gualdim Pais, fundador de la ciudad de Tomar y señor de la zona de Monsanto. Iniciado en los misterios templarios en Tierra Santa, era un hombre muy culto y un guerrero que se batió con coraje en sucesivas batallas contra los árabes en Gaza y Jerusalén.

Como escudero y amigo personal del rey portugués, desde su más tierna infancia este último le encomendó una importante función: crear una cintura defensiva en la rivera del Tajo contra las zonas castellano-leonesas y las invasiones sureñas de los moros que arreciaban en esa época.