Murió al caer de un balcón mientras se ocultaba del marido de su amante
Un hombre de 25 años murió tras caer desde un balcón del sexto piso de un edificio de apartamentos de la capital argentina en momentos en que intentaba ocultarse del marido de su amante, informaron hoy fuentes policiales.
La tragedia ocurrió este lunes en el barrio de Floresta, en la zona oeste de Buenos Aires.
Según los investigadores, el desafortunado amante quiso saltar hacia un balcón del quinto piso del edificio después de que el marido de la mujer que frecuentaba llegara de forma repentina a su apartamento.
El joven, cuya identidad no fue difundida, murió casi en el acto por el fuerte impacto contra el piso, indicaron las fuentes antes de añadir que el fallecido no presentaba heridas previas.
Trabajo en negro: 3 de cada 8 empleados no está registrado
Tres de cada ocho empleados no estaban registrados formalmente al cierre del tercer trimestre, proporción que se mantuvo sin cambios en un año, según se desprende de datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Según datos oficiales, el 35,8 por ciento de los trabajadores no está inscripto oficialmente, con lo cual carece de asistencia social y demás beneficios. En el tercer trimestre de 2009 la porción de empleados "en negro" había sido de 36 por ciento y en 2008 de 36,3 por ciento.
Según la evaluación que realiza la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC sobre la situación socieconómica de 31 aglomerados urbanos, la reducción del empleo informal fue de apenas 0,2 punto en doce meses y de 0,5 puntos en dos años.
El organismo precisó que el 76,6 por ciento de la fuerza laboral es asalariada y el 35,8 por ciento no está inscripto. Al mismo tiempo, pudo extraerse que la zona del país con peor situación laboral es el norte, región en la que más del 42 por ciento de los trabajadores realiza su actividad de manera informal.
En el noreste los asalariados sin descuento representan el 42,5 por ciento y en el noroeste el 42,1 por ciento. Luego aparece la región de Cuyo con una tasa de informalidad de 36,8 por ciento.
En la región pampeana el empleo irregular afecta al 33,4 por ciento de los trabajadores, mientras que en la Patagonia al 21,8 por ciento, mostrando también un alza de 0,9 por ciento.
Por su parte, el Gran Buenos Aires sufrió un deterioro en la calidad del trabajo, ya que en el tercer trimestre del año pasado la informalidad afectaba al 36,2 por ciento de la población de ese territorio. Lo más preocupante, según trascendió, es que la leve caída de estos números se produjo pese a la implementación de planes de regularización con beneficios para los empleadores.
El informe profundiza las características del nivel de desocupación general, que para el tercer trimestre fue de 7,4 por ciento corrigiendo el valor de 7,5 por ciento informado el 23 de noviembre.
Otros datos aportados señalan que la mayor tasa de desempleo se encuentra en mujeres de hasta 29 años (17,2 por ciento) y en varones hasta 29 años (12,6 por ciento). Mientras que la desocupación en jefes de hogar es de 4,2 por ciento, lo cual presenta una baja de 0,9 puntos frente al tercer trimestre de 2009.
Según datos oficiales, el 35,8 por ciento de los trabajadores no está inscripto oficialmente, con lo cual carece de asistencia social y demás beneficios. En el tercer trimestre de 2009 la porción de empleados "en negro" había sido de 36 por ciento y en 2008 de 36,3 por ciento.
Según la evaluación que realiza la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC sobre la situación socieconómica de 31 aglomerados urbanos, la reducción del empleo informal fue de apenas 0,2 punto en doce meses y de 0,5 puntos en dos años.
El organismo precisó que el 76,6 por ciento de la fuerza laboral es asalariada y el 35,8 por ciento no está inscripto. Al mismo tiempo, pudo extraerse que la zona del país con peor situación laboral es el norte, región en la que más del 42 por ciento de los trabajadores realiza su actividad de manera informal.
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| Que trabajo Hombres de negro |
En el noreste los asalariados sin descuento representan el 42,5 por ciento y en el noroeste el 42,1 por ciento. Luego aparece la región de Cuyo con una tasa de informalidad de 36,8 por ciento.
En la región pampeana el empleo irregular afecta al 33,4 por ciento de los trabajadores, mientras que en la Patagonia al 21,8 por ciento, mostrando también un alza de 0,9 por ciento.
Por su parte, el Gran Buenos Aires sufrió un deterioro en la calidad del trabajo, ya que en el tercer trimestre del año pasado la informalidad afectaba al 36,2 por ciento de la población de ese territorio. Lo más preocupante, según trascendió, es que la leve caída de estos números se produjo pese a la implementación de planes de regularización con beneficios para los empleadores.
El informe profundiza las características del nivel de desocupación general, que para el tercer trimestre fue de 7,4 por ciento corrigiendo el valor de 7,5 por ciento informado el 23 de noviembre.
Otros datos aportados señalan que la mayor tasa de desempleo se encuentra en mujeres de hasta 29 años (17,2 por ciento) y en varones hasta 29 años (12,6 por ciento). Mientras que la desocupación en jefes de hogar es de 4,2 por ciento, lo cual presenta una baja de 0,9 puntos frente al tercer trimestre de 2009.
El siempre usa forros
La Secretaria de un convento está escribiendo una carta y duda en cómo hacerlo correctamente. Piensa un rato y comienza:
“Querido Monseñor...”
Pero se da cuenta de que este puede malinterpretar sus palabras, rompe el papel y vuelve a empezar:
“Excelentísimo Monseñor...”
Recapacita pensando que es demasiado formal: “Sr. Monseñor”?, se pregunta. Esa introducción le parece muy mundana, así que decide que el mejor es “Don Monseñor”.
Para asegurarse de no meter la pata, le pregunta a la Madre Superiora:
-¿Madre, Monseñor se pone con Don?
-¡¡Claro que se pone condón, hija!! ¡Sino este convento sería una guardería!
“Querido Monseñor...”
Pero se da cuenta de que este puede malinterpretar sus palabras, rompe el papel y vuelve a empezar:
“Excelentísimo Monseñor...”
Recapacita pensando que es demasiado formal: “Sr. Monseñor”?, se pregunta. Esa introducción le parece muy mundana, así que decide que el mejor es “Don Monseñor”.
Para asegurarse de no meter la pata, le pregunta a la Madre Superiora:
-¿Madre, Monseñor se pone con Don?
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