Dilemas que te parten la cabeza: ¿tengo o no tengo hijos?

Los 30 implican el comienzo de una etapa de definiciones. Te ayudamos a analizar las disyuntivas más comunes; en esta entrega: ¿tengo o no tengo hijos? Opiná.
Cuando se trata de armar una familia, la llegada de los 30 es vista por todas como un ingreso en el “área chica”: es momento de “definir”, por sí o por no, qué vas a hacer con la maternidad. Si no querés un embarazo (ni ahora ni nunca), sentís la obligación de aclarar ese punto con tu pareja. Y si soñás con tener hijos, son muchos los motivos que te llevan a pensar en concretar (o por lo menos encaminar) la fantasía.

En esta edad, la situación laboral suele ser más estable (y podés darte el lujo de planificar otros aspectos de tu vida); las parejas también suelen ser más estables (si no estás casada, estás conviviendo); y –principalmente– el famoso reloj biológico se enciende sin piedad.

¿Qué problema hay si se te despertó el instinto? En principio, uno solo: a veces, en el afán de “resolver” la maternidad cuanto antes, nos ponemos insoportablemente ansiosas (“¿Amor, cuándo vamos a tener un hijo? ¿¡Cuándo!? ¿Hoy?, bueno, ¿a qué hora?”). Esta demanda extrema puede ser peligrosa. Hay mujeres que se embarazan del primero que se les cruza, y otras, de tan atosigadoras, espantan a un buen partido. ¿La conclusión? Es fantástico que te plantees la maternidad, pero procurá no agobiar con tu dilema a la persona que tengas al lado.